Si hace más o menos una semana veía con sorpresa y, por qué no, con admiración, cómo unos «locos» italianos eran capaces de reconvertir un 2CV en una especie de Ferrari, lo que es objeto de esta entrada logró sin embargo que mi capacidad de sorpresa, que yo pensaba finita y ciertamente saturada, siga aumentando hasta límites insospechados.
Así pues, recientemente cayó en mis manos un divertido reportaje sobre una concentración de fanáticos del Citroën 2CV, Dyane 6 y similares celebrada el pasado mes de agosto de 2009 en la ciudad checa de Most. Allí se dieron cita infinidad de aficionados a ese mito de Citroën con sus «locos cacharros».
Sin embargo, la pasión por dichos coches lleva a sus dueños a cometer auténticas locuras para mantener siempre actuales sus vetustos vehículos y reconvertirlos, por la vía del tunning más extremo, en verdaderas obras de arte y en algunos casos, curiosísimas excentricidades dignas, en todo caso, de la máxima admiración.
Os mostraré unas cuantas de las «joyas» que allí se pudieron ver para que entendáis hasta dónde se puede llegar transformando unos sencillos coches en piezas de incalculable valor para cualquier museo.