Siempre se habla de la importancia que ha tenido Fernando Alonso para el deporte del automovilismo en España y no es menos cierto que la gran afición que en nuestro país se ha desatado por los coches ha venido dada por la eclosión del gran piloto asturiano y la «alonsomanía», desatada hoy día entre millones de aficionados españoles y extranjeros por todo el mundo.

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Por descontado que nadie duda que el asturiano logró hitos históricos como la primera victoria de un español en un Gran Premio de Fórmula 1 (Hungría 2003)  y, sobre todo, la obtención de los campeonatos del mundo de 2004 y 2005, que lanzaron a Alonso al estrellato de la Fórmula 1.

Sin embargo, considero modestamente que si ha habido alguien que revolucionó el mundo del automovilismo en España y el que lo llevó antes que nadie a las cotas más altas de éxito, ese fue Carlos Sáinz.

Uno de nuestros más laureados deportistas y con una brillante trayectoria en el mundo de los rallyes, que le ha situado en lo más alto de este deporte a nivel mundial, junto a pilotos de la talla de Sebastien Loëb, Juha Kankkunen, Tommi Makinen o Walter Rohrl.

Es de justicia por tanto reseñar que justo hoy hace 20 años, el madrileño lograba su primer campeonato del mundo de rallyes y la primera vez que uno de los nuestros brillaba con luz propia en el Olimpo de los grandes del automovilismo mundial.

Así pues, un día como hoy, pero de hace 20 años, Carlos Sáinz y su inseparable Luis Moya, a bordo de un Toyota Celica GT4, tras finalizar terceros en el famoso Rally San Remo, lograban por vez primera un título del máximo nivel para el automovilismo español, hazaña que repitieron dos años más tarde, también con Toyota.

Con la obtención de aquel campeonato del mundo Carlos Sáinz, apodado «El Matador», iniciaba entonces una exitosa carrera que se ha prolongado hasta nuestros días ya que, aunque se retiró del mundo de los rallyes en 2004, el piloto madrileño sigue participando (y ganando) pruebas del más alto nivel, como el último Rally Dakar 2010 o el reciente Rally Ruta de la Seda.

Su leyenda podría haber sido aún mayor, de no haber sido porque sólo la mala suerte impidió al madrileño lograr un tercer título en 1998, cuando a escasos 500 metros de la meta del último tramo del Rally RAC de Inglaterra, se paró el motor de su Toyota Corolla y veía cómo el campeonato, que tenía en su mano con sólo haber cruzado la meta, se iba a parar a manos de Tommi Makinen.

Por tanto, pese a que con Fernando Alonso nuestro automovilismo ha alcanzado las máximas cotas de reconocimiento, creemos que es de justicia rendirle desde aquí un sentido y merecido homenaje al primer piloto que logró llevar nuestra bandera a lo más alto del automovilismo mundial, en el día en que se cumplen 20 años de su primer campeonato mundial.

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Carlos Sáinz y Fernando Alonso, los dos mejores pilotos de la historia en España