Pese al buen momento en las ventas de sus coches de lujo, bajan revueltas las aguas en Rolls-Royce, la marca de Goodwill, que acaba de hacer pública una nota, dirigida a la Bolsa de Londres, en la que anuncia una espectacular caída de un 75% en sus beneficios.
El motivo no se debe, sin embargo, a un mal momento en la venta de sus coches que, como dijimos en su momento sigue viento en popa, sino en su División de Motores para la Aviación, suministradora de propulsores, entre otras compañías, para el consorcio europeo Airbus y su flamante A-380, con el que se produjo no hace mucho un incidente que estuvo a punto de causar la primera gran tragedia de este gigante del aire.
En dicho comunicado, el fabricante británico desveló que el beneficio atribuido en 2010 fue de 539 millones de libras (unos 634 millones de euros) frente a los 2.221 millones de libras (unos 2.613 millones de euros) del año anterior.
Este descenso tiene su explicación, según los directivos de la lujosa marca, los problemas que afrontó por el incidente con un motor de un Airbus A-380 de la compañía Qantas, le supusieron un coste aproximado de nada menos que 56 millones de libras (unos 65 millones de euros), si bien hacen hincapié en su comunicado que dichos problemas «ya están superados».
Rolls-Royce indicó que una «rápida y efectiva» respuesta de todas las personas que trabajaron para identificar el fallo en el motor permitió un retorno a los servicios normales en unas pocas semanas.
Por último, pese al descenso de sus beneficios, el consejero delegado de la empresa, John Rose, dijo que Rolls-Royce ha conseguido unos buenos resultados en 2010 con buenos beneficios e ingresos, debido a los buenos productos y servicios que ofrece la compañía. Esto ha permitido a Rolls-Royce anunciar un incremento en el pago de sus dividendos en un 6,7%, que le permitirá abonar hasta 9,6 peniques por acción.