Cuando aún estábamos consternados por la trágica desaparición del piloto Bob Wheldon hace justo una semana en el Circuito de Las Vegas, la tragedia ha vuelto a azotar al mundo del motor con el fallecimiento del piloto italiano Marco Simoncelli sobre el asfalto de Sepang.

Todo transcurría con total normalidad en el GP de Malasia, en la categoría de MotoGP, con apenas dos vueltas disputadas, cuendo el piloto italiano entraba colado en una curva y se iba al suelo. En ese momento era arrollado violentamente por Colin Edwards y, en menor medida, por Valentino Rossi, que nada podían hacer por evitar chocar con él.

El impacto del cuerpo de Simoncelli contra la moto de Edwards fue brutal y casi podría decirse que mortal de necesidad, ya que eran la cabeza y el pecho del piloto italiano los que se llevaban la mayor parte del impacto. De hecho, la violencia del golpe fue tal que el casco de Simoncelli salió por los aires, arrancado de cuajo de la cabeza del piloto transalpino, que quedaba tendido absolutamente inerte sobre el asfalto.

Las imágenes del accidente eran devastadoras y la sombra de la tragedia rápidamente se cernió sobre el circuito de Sepang, al tiempo que la carrera era suspendida prácticamente de inmediato.

Pese a que todos nos temíamos lo peor, las asistencias trataron de aprovechar el mínimo resquicio a la esperanza de recuperar a Simoncelli, que con  apenas un hilo de vida, era trasladado en helicóptero a un hospital cercano en estado crítico.

Sin embargo, las heridas producidas por los gravísimos traumatismos craneal y torácico en la caída no dejaron ninguna posibilidad a los médicos, los cuales, tras 45 agónicos minutos de lucha contra la muerte, no pudieron hacer nada más por reanimarlo y declararon oficialmente su fallecimiento a las 16:56 horas (hora local).

Se pone fin, de forma trágica e inesperada, a la carrera de un joven y muy controvertido piloto cuya agresividad en pista le llevó a numerosos enfrentamientos con muchos de sus rivales, en prácticamente todas las categorías por las que pasó su corta pero intensísima carrera.

Tras un brillante periplo en 125cc, que le llevó a coronarse campeón de Italia en 2001 y de Europa en 2002, ese mismo año empezó a dejarse ver también en seis pruebas del Mundial de dicha categoría, a la que dio el salto defintivo el año siguiente, siempre de la mano de Aprillia.

Tras tres años en 125cc,, en los que ganó dos carreras, ambas en Jerez, en los años 2004 y 2005, Gilera le brindó la posibilidad de pasar a 250cc en 2006. Tanto en dicha temporada como en la de 2007 logró finalizar décimo, aunque sin brillar demasiado.

Su coronación definitiva como el gran piloto que era vino en la temporada 2008, cuando logró el título de Campeón del Mundo de 250cc. Fue en este año cuando empezó a labrarse su fama de piloto polémico ya que tuvo sus más y sus menos con algunos pilotos, debido a su excesiva agresividad en pista, muchas veces bordeando el reglamento. Alvaro Bautista y Héctor Barberá fueron, entre otros, los primeros en alzar la voz contra la actitud del italiano y los primeros en sufrir, en carnes propias, la forma de actuar del italiano.

En 2009 no pudo revalidar su título y, tras acabar tercero en la clasificación final y con seis victorias en su haber (y alguna que otra caída), el equipo Honda le ofreció la gran oportunidad de su vida al permitirle pilotar en la categoría reina, por medio del equipo San Carlo de Fausto Gresini.

Así, transcurrió sin pena ni gloria su primera temporada en MotoGP, en la que acabó octavo, con un cuarto puesto en Portugal como mejor resultado. Sin embargo, esta temporada estaba siendo la de su consagración en la máxima categoría.

Actualmente ocupaba la sexta plaza del campeonato, con dos pódiums (un segundo puesto en Australia y un tercero en República Checa) y tres cuartos puestos como mejores resultados (logrados de forma consecutiva en San Marino, Aragón y Japón), rodando además siempre cerca de la cabeza en prácticamente todas las carreras. De hecho, en el día de hoy luchaba por estar entre los mejores en la carrera de Malasia, hasta que sufrió el terrible accidente que, finalmente, le costó la vida.

Su innegable talento se combinaba a partes iguales con una agresividad y una evidente falta de escrúpulos en pista, que le había llevado esta misma temporada a ser denunciado públicamente por pilotos como Jorge Lorenzo y Dani Pedrosa, «víctimas» involuntarias de su fogosidad en carrera, aunque el italiano tuvo sus más y sus menos con otros tantos pilotos a lo largo de su vida deportiva.

De todos ellos, el más crítico con Simoncelli había sido el español Pedrosa, cuyas opciones clave de triunfo en el Mundial de este año se vieron truncadas por una grave fractura en el hombro, producida como consecuencia de una caída en Le Mans, precisamente a causa de un roce con el italiano.

A partir de hoy, desgraciadamente, Marco Simoncelli ha entrado a formar parte de la larga lista de pilotos que han dejado su vida en los circuitos, tras la trágica muerte de Shoya Tomizawa el pasado año.

Con su muerte, el piloto de Cattolica se convierte en el sucesor del recordado piloto japonés Daijiro Kato al frente de ese triste elenco de fallecidos en la categoría reina del motociclismo mundial ya que, desde la muerte del nipón en 2003 en el circuito de Suzuka, no se registraba ninguna muerte en MotoGP.

Si deseáis mandar algún mensaje de condolencia al mundo del motociclismo por su muerte, podéis hacerlo directamente desde aquí.

D.E.P. Marco Simoncelli.