Como recordaréis, Piaggio presentó un expediente de extinción total de empleo para sus 160 trabajadores en marzo del año pasado, que abría las puertas a la desaparición de la producción de la mítica Derbi de nuestro país. Pero cuando todo parecía perdido, tras negociar con trabajadores y con la Administración, en julio se logró un acuerdo con la casa matriz en Italia, por el que se comprometía a encontrar un plan alternativo al cierre en el plazo de un año.
Sin embargo, y de forma sorpresiva, el pasado viernes se produjo una reunión entre la dirección de la compañía y los responsables de la Consejería de Empresa y Ocupación de la Generalitat en la que los representantes de Piaggio comunicaron su intención de abandonar España.
El motivo esgrimido por la empresa era bien sencillo: No se trata de una medida que afecte sólo a la factoría barcelonesa, ya que otras fábricas diseminadas por Europa tienen también el mismo problema. Ante la situación de crisis, Piaggio prefiere concentrar la producción en su país.
Pero aquí hay un trasfondo que ha sido denunciado por la propia Generalitat catalana y por los representantes sindicales de los trabajadores de la planta de Martorelles. Lo que podría ser una decisión comprensible, dada la situación de crisis que vivimos, no se corresponde con lo que se había decidido meses atrás, en concreto, en noviembre de 2011 entre el director general de Industria, Joan Sureda, y los responsables de la compañía en Milán.
Así pues, en virtud de dicha reunión, los directivos de Piaggio comunicaron al representante del gobierno catalán que ya tenían un plan alternativo para no cerrar la planta de Barcelona, por el cual se llevarían la fabricación de motos a Italia pero, a cambio, invertirían 10 millones de euros en mecanización de la planta de Martorelles para dar trabajo a un mínimo de 80 personas. Al mismo tiempo, la Generalitat también se comprometió a buscar algunos inversores interesados en el desarrollo de la moto eléctrica, lo que podría haber supuesto varias decenas de puestos de trabajo más.
El desencuentro definitivo llegó porque el fabricante italiano lo que buscaba era que dicha inversión millonaria se efectuase con cargo a fondos públicos y no a recursos propios, esto es, sin poner un solo euro. De hecho, lograron obtener incluso un par de millones de euros por parte de la Generalitat pero lo consideraron insuficiente. Por eso, y ante la imposibilidad de encontrar más financiación proveniente de la propia Generalitat e incluso del propio Ministerio de Industria español, al que llegaron a apelar, con el socialista Miguel Sebastián en funciones, el fabricante italiano decidió poner pies en polvorosa y cerrar así su última fábrica abierta en nuestro país, algo que, salvo un milagro de última hora, se producirá de forma prácticamente inminente.
La triste noticia del cierre definitiva fue comunicada ayer a los trabajadores de Derbi en el transcurso de una asamblea y, de momento, ya tienen prevista una huelga para el día 29 de febrero pero todo apunta a que nada logrará paralizar el cierre de la planta de Martorelles y sus 160 trabajadores pasarán en breve a engrosar las listas del paro.