Si hay una de las pruebas a las que más temen enfrentarse los fabricantes de coches, ésa es la llamada «Prueba del Alce» o Moose Test. Consiste en una difícil prueba de habilidad popularizada por la revisa sueca Teknikens Värld. En dicha prueba, el conductor ha de simular que se encuentra de forma súbita con un animal salvaje, generalmente un alce (muy propio de aquellas tierras nórdicas) y debe dar un volantazo brusco para comprobar el funcionamiento de los sistemas de seguridad activa y pasiva. Pero sobre todo esta prueba sirve para ver cómo se comporta la estabilidad del coche frente a semejante maniobra.

Esta prueba le ha sacado los colores a numerosos y rutilantes modelos de distintos fabricantes, que en su mayoría o han acabado por volcar o han tenido problemas importantes de estabilidad.

De hecho, su importancia ha resultado vital para que muchas marcas hayan tenido que pulir defectos que pueden causar accidentes, como le pasó en su día al Mercedes Clase A en 1997. El pequeño urbano alemán fue el primero en sufrir los rigores de la prueba ya que su mal comportamiento en el test le obligó a actualizarse de forma urgente  y popularizar el uso del ESP como medida de seguridad importantísima para este tipo de exigentes maniobras.

El último fabricante en sufrir el rigor de este test ha sido Jeep, que ha visto cómo uno de sus buques insigna, en concreto el Jeep Grand Cherokee Overland 3.0 CRD V6 no sólo no lo ha superado sino que además le ha generado una gran controversia con los editores de la revista sueca, que publicó los pobres resultados del todo terreno en dicha prueba.

El Jeep Grand Cherokee, un todo terreno con grandes problemas para pasar la Prueba del Alce

Como se puede ver en el vídeo que la revista grabó para dejar constancia del rendimiento del voluminoso todo terreno americano, en el momento de realizar el viraje, el coche pierde totalmente la estabilidad y, a duras penas sí logra resistir en pie y no volcar, ante el asombro generalizado de los asistentes.

Una vez publicados los resultados, el fabricante norteamericano puso una queja formal contra la revista Teknikens Värld, a la que acusó de querer boicotear la prueba, añadiendo un sobrepeso adicional al vehículo para perjudicar de forma deliberada el buen nombre de la marca y la imagen de seguridad que, por regla general, siempre ha acompañado a este lujoso modelo.

Por este motivo, Jeep instó a la publicación sueca a repetir la prueba y envió a varios de sus técnicos para supervisarla directamente. Sin embargo, y pese a que en esta ocasión el coche no sufrió de forma tan aparatosa y quedó más lejos de volcar que en la primera vez, no es menos cierto que sí se pudo observar un comportamiento violento del vehículo, que incluso llega a reventar hasta en siete ocasiones la rueda delantera izquierda del Jeep.

Parece ser que la causa está en el alto centro de gravedad del vehículo, por lo que mal arreglo tiene, al menos a priori, por mucho que se enfaden los responsables de Jeep. La seguridad del Jeep Grand Cherokee está más en duda que nunca y esperemos que los ingenieros de la marca americana se pongan las pilas y corrijan cuanto antes esta cuestión. Muchas vidas pueden estar en juego…

Fuente: Tecmovia.com