Había muchas dudas sobre cómo iba a responder el público ante el reto de organizar un nuevo Gran Premio, habida cuenta del escaso interés que el Gran Circo ha despertado tradicionalmente en el  siempre difícil espectador medio estadounidense. Y, por qué no, cómo se desenvolverían los pilotos en un circuito de arriesgado diseño como el de Austin.

La historia de la Fórmula 1 está repleta de continuos fracasos comerciales e innumerables desencuentros con el público norteamericano, mucho más “devoto” de otras pruebas de motor típicamente americanas como la Fórmula Indy o la NASCAR.

Por distinta causas, ningún Gran Premio de Fórmula 1 llegó a cuajar en los EE.UU. pese a pasar por numerosos escenarios como Las Vegas, Watkins Glen, Long Island o Detroit entre otros. La última experiencia fue el fallido intento de relanzar el GP de EE.UU. en el mítico circuito de Indianápolis. Sin embargo, su nula repercusión mediática y el espectáculo deplorable de sus gradas prácticamente vacías, descartó la presencia de la Fórmula 1 en el país norteamericano desde el año 2007.

Por eso, la apuesta de Bernie Ecclestone por retornar a territorio estadounidense, pese a los precedentes, era absolutamente arriesgada. Nada de circuitos urbanos, nada de trazados ovales y nada de circuitos al uso. Se apostó por la construcción de un circuito nuevo -para lo cual se le encargó el diseño al afamado Herman Tilke– y en una localidad como Texas, donde la pasión por el motor y la velocidad es algo más que una religión. Además, se tuvo en cuenta la proximidad con la frontera con México, un país absolutamente volcado con el Gran Circo, especialmente desde la irrupción con fuerza de un hombre como Sergio “Checo” Pérez, que es un auténtico ídolo de masas en su país.

Sin embargo, y toda vez que han pasado ya 48 horas desde la celebración de la carrera, se puede decir que el resultado de esta apuesta  ha sido abrumador y ha superado con creces todas las expectativas.

Por una parte, las gradas han estado abarrotadas de público prácticamente durante las tres jornadas de carreras, incluyendo los entrenamientos libres del viernes (más de 250.000 personas habrían pasado por las gradas de Austin, según la organización). Por otra parte, el resultado de la carrera, muy emocionante, nos ha dejado unas bellas estampas en un trazado sencillamente espectacular, muy técnico y a la vez  muy rápido, que ha hecho las delicias tanto de los propios pilotos como de la inmensa mayoría de los directores de las escuderías participantes.

Es más, el primer sorprendido del éxito de la prueba ha sido el propio Bernie Ecclestone, que ha llegado a confesar que incluso creyó que ni siquiera se iba a poder disputar la carrera puesto que hace apenas un año, el trazado ni siquiera estaba construido y la organización se había encontrado con numerosos problemas financieros. Sin embargo, todo salió a pedir de boca.

Otros personajes que se han manifestado encantados con este circuito ha sido Adrian Newey, “factótum” de Red Bull, que ha dicho  del circuito que  «es fantástico. Un buen circuito y me atrevería a apostar en decir que esto va a ser una de las carreras favoritas en el futuro. Parece que hay un entusiasmo enorme; gradas llenas, vibraciones increíbles. Diría que la Fórmula 1 ha llegado de nuevo en los EE.UU».

Por su parte, Sergio Marchionne, CEO de Fiat dijo que «Ha sido un día fantástico para la Fórmula 1. El aspecto de la pista, la respuesta entusiasta de los aficionados y una carrera emocionante. Me complace estar aquí hoy haber presenciado el regreso triunfal de la Fórmula 1 a los Estados Unidos”

Christian Horner, también expresó su satisfacción por lo vivido en Austin. «Creo que han hecho un gran trabajo aquí», dijo. «La pista es fantástica y los conductores han disfrutado de élla. Hemos visto una buena carrera y el entusiasmo de los aficionados, el público y la ciudad ha sido enorme. Parece que la Fórmula 1 ha tenido un gran éxito en Texas».

Ahora, tras la euforia de la primera vez, queda lo más difícil que es consolidarse aunque, según parece y por la promesa que le hizo el actual Gobernador de Texas, Rick Perry, al propio Ecclestone al acabar la prueba, el año que viene vendrá aún más gente

Por eso es tan importante ver cómo se comporta la segunda edición y si esta fabulosa respuesta de los aficionados procede del público local o si procede del vecino México, ya que, de ser así, como dice el gran José Arce en su blog F1Radical, quizás lo mejor habría sido montarlo en Chihauha…