Cuando aún no se han apagado los ecos del flamante tricampeonato de Sebastian Vettel, después de la agónica carrera en Interlagos, el equipo Red Bull ha admitido abiertamiente que el alemán estuvo bastante más cerca del abandono de lo que pudo parecer en un principio, tras su incidente en la primera vuelta con Bruno Senna.
En unas declaraciones realizadas a la revista Autosport al finalizar la carrera, tanto Christian Horner como Adrian Newey admitieron que, tras el fuerte impacto con el Williams del brasileño, la telemetría del equipo Red Bull comenzó a detectar numerosos fallos en la estructura del coche , tanto a nivel de aerodinámica como de daños en los escapes. Es más, viendo repetido el accidente y cómo acabó de maltrecho el monoplaza del alemán, parece un auténtico milagro que el Red Bull RB8 pudiese seguir funcionando.
«Hubo mucho daño a los gases de escape, uno de los elementos más sensibles del coche. Recibir un impacto de esa manera en esa zona, por supuesto, fue enormemente preocupante», dijo Horner. Preguntado en ese sentido sobre si hubo preocupación en el seno del equipo sobre lo ocurrido, el Jefe del equipo Red Bull fue tajante: “Absolutamente”.
Por su parte, Adrian Newey dijo que los daños sufridos por el impacto, especialmente los sufridos sobre el alerón trasero, que le hicieron perder mucha carga aeródinámica, y sobre el sistema de escapes, hicieron peligrar la continuidad del alemán en carrera ya que esos datos estuvieron en el límite que cualquier vehículo puede soportar.

“Mediante la telemetría pudimos detectar que habíamos perdido la carga aerodinámica, especialmente la trasera. En la primera parada, ajustamos ligeramente el alerón delantero pero la falta de carga aerodinámica iba a seguir presente. No había mucho más que se pudiera hacer”, dijo Newey.
“Nuestra otra gran preocupación estaba en el gran pliegue que pudimos apreciar en el sistema de escape. Si se hubiese roto el escape, algo que podía haber ocurrido con mucha facilidad, probablemente el chasis habría ardido y la carrera se habría terminado para nosotros”, añadió Newey.
Sin embargo, ante la adversidad ese gran genio de la ingeniería que es Newey y su equipo tomaron una decisión que, a la postre fue decisiva. «Decidimos cambiar la configuración del mapa de motor para reducir la temperatura del escape. Perdimos un poco de rendimiento en el proceso y pero al menos pudimos llegar a casa», manifestó el Jefe Técnico de Red Bull.
Quizás así se pueda explicar el bajón de rendimiento en la segunda mitad de la carrera y que muchos pensamos que era fruto de una estrategia más conservadora de Vettel ante el estado cada vez peor de la pista. En todo caso, la jugada le volvió a salir bien al maestro y el alemán pudo acabar la carrera en una cómoda sexta plaza y levantar su tercer campeonato del mundo consecutivo.