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Después de que el GP de Malasia destapase la caja de los truenos en el seno del equipo Red Bull, parece que ha llegado el momento de sellar la paz y el encargado de dar el primer paso para la firma del armisticio ha sido Sebastian Vettel, el principal protagonista del desaguisado,.

Después de un primer intento de acercamiento en la rueda de prensa posterior a la carrera, en la que el alemán se mostró arrepentido de haberse saltado las órdenes de equipo, la escudería Red Bull publicó a última hora de ayer un comunicado en el que Sebastian Vettel entona el mea culpa y pide públicamente perdón a Mark Webber y al resto del equipo. Sus palabras son más que evidentes:

«Reconozco que metí la pata. Me encantaría encontrar una buena excusa que explicase por qué lo hice, pero no puedo. Entiendo la frustración de Mark y el equipo no está contento con lo que hice hoy, le debo una explicación a él ya todo el equipo. Voy a tratar de explicar a ellos más tarde. Hablamos de esta situación muchas veces y lo haremos siempre y cuando se presente. Normalmente no es así, pero hoy lo hice y debería haber traducido la llamada a la acción»

En un arranque de sinceridad, el tricampeón admite que «recibí la llamada del equipo y la ignoré. Mark y yo estamos acostumbrados a luchar entre nosotros cuando estamos cerca, pero con los neumáticos como lo son ahora, y sin saber cuánto tiempo nos iban a durar, era un riesgo muy grande ignorar la llamada a permanecer segundo. Podríamos haber terminado acabando octavo o noveno después de la destrucción de los neumáticos en esas dos vueltas.

Pasé por encima de una decisión del equipo pero estuve equivocado. No fue mi intención y me disculpo. No estoy contento con mi victoria, he cometido un error y si pudiera deshacer lo haría. No es fácil en este momento y le debo disculpas a Mark y el equipo».

Unas palabras que contrastan mucho con la actitud que mantuvo el piloto teutón durante toda la prueba. No sólo cuando exigió por radio a Christian Horner literalmente que quitaran de enmedio a Webber porque iba más lento. Ni cuando le llamó estúpido cuando su compañero defendió su posición de forma muy arriesgada arrinconando a Vettel contra el muro. Lo que no sabemos es cómo se habrá tomado la peineta con la que el australiano le «obsequió» tras su adelantamiento.

Quien parece continuar con un cabreo oceánico es Mark Webber. El piloto australiano ha aceptado, aunque no de muy buen grado, las disculpas de su compañero y ha expresado en el mismo comunicado que «comprende» a Vettel. Las palabras de Webber parecen más de resignación, cuando dice que «Tengo un gran respeto por Sebastian y creo que él lo tiene hacia mí pero creo que no hemos gestionado bien la situación de hoy. Cuando estábamos en carrera y llevando las cosas al límite, al máximo de lo que éramos capaces entonces la situación fue la peor para el equipo.

Mi mente en las últimas 15 vueltas estaba pensando en un montón de cosas, pero estaba contento con la forma en que estuve conduciendo. He tratado de aislarme de lo que pasó al final pero por supuesto que no estoy satisfecho con el resultado. Esta situación ha puesto mucha presión sobre algunas personas y por desgracia para todos no hay botón de rebobinado. Sé que la gente quiere emociones fuertes, pero tenemos que mantener la calma. Hay tres semanas hasta la próxima carrera, así que tenemos tiempo para nosotros trabajar en las cosas».

Con estas palabras, Christian Horner quiso dar por zanjada la polémica. Desde luego, el papelón que le supuso la situación y el esperpento vivido en el pódium desde luego pasará a los anales de la historia de este deporte. Quizás por ello, Horner trató de buscar una lectura positivo a todo lo ocurrido ayer en Sepang y tras felicitar a sus pupilos, por el doblete el director del equipo Red Bull quiso mostrar su orgullo por el excelente trabajo de sus mecánicos en los pitstops de ayer.  «Batimos nuestro mejor tiempo de siempre en la segunda parada de Mark, en la que es, posiblemente, la nueva mejor de la historia en el pitlane» al lograr cambiar las cuatro ruedas del RB9 en apenas 2,1 segundos.

Por su parte, Horner ha aprovechado el comunicado para poner algo de luz sobre la polémica, confirmando lo que Webber dijo sobre su compañero en el pódium, ante las preguntas de Martin Brundle tras la entrega de premios y es que Vettel decidió ir por libre. «Obviamente, hay una gran cantidad de debate sobre lo que ocurrió al final de la carrera. Nuestra posición después de la última parada en boxes debía pasar por la gestión de la carrera hasta el final y conservar nuestros neumáticos, consiguiendo llevar juntos nuestros coches a la meta y lograr el máximo de puntos. Por desgracia, los intereses de los conductores a veces pueden entrar en conflicto con los equipos. Sebastián decidió tomar sus propias decisioness y adelantó a Mark, cambiando el orden previsto».

Momentos de tensión en el pódium entre Vettel y Webber
Momentos de tensión en el pódium entre Vettel y Webber

Finalmente, el responsable de la escudería austríaca trató de quitarle hierro al asunto, dando por buenas las disculpas de Vettel. No obstante, Horner ha dejado entrever que la «estupidez» que ocurrió en Sepang, como él mismo calificó por radio al pique entre sus pilotos mientras asistía atónito al espectáculo desde el muro de Red Bull, no quedará en nada. Así pues, Horner concluyó diciendo que «La Fórmula 1 es a la vez un deporte de equipo y un deporte individual y, a veces hay un conflicto entre el deseo de conducir y el interés del equipo. Lo que pasó hoy es algo que no debería haber ocurrido.Es algo por lo que se ha disculpado Sebastian y de lo que vamos a discutir internamente como un equipo».

Esto reabre la polémica sobre las órdenes de equipo. Sinceramente yo soy partidario de que no existan y que, como en el ciclismo sin ir más lejos, sea el asfalto el que ponga a cada uno en su sitio. De hecho, no me cabe ninguna duda de que, en caso de que no hubiera habido órdenes de equipo, Vettel habría acabado por rebasar a su compañero.

De la misma forma que estoy plenamente convencido de que Rosberg hubiese acabado con facilidad con su compañero Hamilton. La diferencia estuvo en la docilidad, más o menos creíble,con la que Rosberg asumió su papel. La diferencia estuvo no sólo en el hecho que el piloto de Mercedes aceptó a regañadientes ceder su puesto en el pódium, sino porque, entre otras cosas, no debemos olvidar que el GP de Malasia estaba patrocinado por Petronas, principal partner del equipo Mercedes GP de Fórmula 1 y cuyo icono publicitario en Malasia es Lewis Hamilton.

El problema es que el exceso de ambición de Vettel bien pudo haberle costado un serio disgusto al equipo, como ocurrió por ejemplo en el GP de Turquía de 2010, cuando en un pique similar al de ayer, ambos pilotos acabaron destrozando sus monoplazas y tirando por la borda 45 puntos de oro para el otro campeonato que disputa Red Bull como es el de Constructores. Un campeonato el que, junto al ego de sus pilotos, hay que recordar que cada escudería se juega un auténtico dineral al final de cada temporada y Red Bull no es una excepción.

En aquella ocasión, la cosa acabó como el rosario de la aurora, con los dos pilotos fuera de carrera y con el primer conato de incendio en el seno del equipo de Milton Keynes. Afortunadamente para ellos, no tuvieron que acordarse de esos puntos perdidos ni para el Mundial de Pilotos, que recordemos que ganó Vettel in extremis, ni para el de Constructores, que también ganó Red Bull, en aquella ocasión por vez primera en su corta historia.

De ahí que el cabreo que mostraron tanto Christian Horner como Adrian Newey ayer fuese mayúsculo, ya que por unos instantes la victoria del equipo, que parecía totalmente asegurada al salir de boxes, estuvo en un tris de irse al traste sólo porque Vettel, incapaz de satisfacer su ego con el segundo puesto que el equipo le había asignado con su enigmático «Multi 21», decidió hacer la guerra por su cuenta y desoír las órdenes.

Quizás pensó el alemán que, viendo por lo poco que ganó el Mundial del año pasado ante Fernando Alonso y sabedor de su superioridad como piloto sobre Webber, aquel no era el momento de dejar pasar una buena suma de puntos, especialmente dado que el asturiano había abandonado. En todo caso, queda por saber cómo gestionarán Newey y Horner esta situación. De momento y como bien ha dicho Webber, les quedan tres semanas para poner en orden la casa y para saber si con las disculpas de Vettel se pone punto final a la polémica o si esta crisis se ha cerrado en falso.