Un 28 de febrero del año 1964 Renault lanzaba en España el mítico R4 de la factoría FASA en Valladolid, la alternativa del fabricante galo al exitoso Citroën 2CV.

El inolvidable «Cuatro Latas» ya se comercializaba en Francia desde un par de años antes y fue, a todas luces, un vehículo revolucionario para su época, especialmente por dos motivos.
En primer lugar, porque se convirtió en el primer vehículo de tracción delantera de la marca. Contaba con una suspensión de barras de torsión y un motor tetracilídrico delantero Ventoux de 845 cc y 34 CV, refrigerado por un sistema de circuito cerrado con vaso de expansión, que se fabricaba por aquel entonces en la factoría de Santander.
En segundo lugar, por su diseño. Elaborado por el francés Robert Barthaud, el aspecto del Renault 4 rompió con todos los esquema que habíamos visto en los modelos de la marca hasta el momento -como los conocidos Dauphine o 4CV– orientándolo hacia un concepto de vehículo más familiar y, sobre todo, más económico, siguiendo las líneas marcadas por Citroën con el citado 2CV.
El Renault 4 también sorprendió por su modularidad, inédita hasta la fecha en coches similares. La posibilidad de desmontar fácilmente los asientos traseros junto a su original portón trasero y su aspecto global, similar al de una furgoneta, le permitía ofrecer una capacidad de casi 1,5 litros de capacidad.

Su robustez, basada en una mecánica simple y duradera, sus bajos consumos y mínimos costes de mantenimiento, así como su enorme versatilidad, hicieron de él un vehículo ampliamente utilizado no sólo por gran número de clientes finales sino también por múltiples organismos públicos. De hecho, el Renault R4 fue el vehículo oficial de la Guardia Civil, el Ejército, Correos o Telefónica durante muchos años.
Desde su llegada al mercado, el diseño y aspecto exterior permaneció prácticamente inalterable, si bien recibió distintas mejoras, especialmente mecánicas. Unas mejoras que pasaron, entre otras cosas, por la incorporación a principios de los 70 de una original caja de cambios de cuatro velocidades, ubicada horizontalmente sobre el salpicadero o la inclusión del motor de 1.108 centímetros cúbicos, procedente del Renault 5 ya la adopción de los frenos de disco, a principios de los 80.
La gama se vio reforzada cuando a finales de los años 60 Renault desarrolló una furgoneta sobre la base del R4 llamada Renault 4F, con techo normal y sobreelevado, que fue reemplazada en los años 70 por la Renault 4 F6, con mayor longitud y distancia entre ejes . En ambos casos, el fabricante galo nuevamente dio en la diana del diseño, en especial por su práctica e innovadora trampilla sobre el portón trasero, que permitía cargar objetos de mayor longitud como tubos y escaleras.
El caso es que desde el primer momento en que salió al mercado y hasta su desaparición de los concesionarios mundiales a principios de los 90, el Renault R4 se convirtió en un auténtico superventas. Y no sólo en España, donde vendió más de 800.000 unidades, sino en todo el mundo, comercializando en sus casi 30 años de vida un total de 8.135.424 unidades .

Esta cifra le sitúa en el tercer lugar de los coches más vendidos de la historia, sólo superado por por detrás del Ford T y el VW Escarabajo y un coche querido por el gran público que, aun ahora y pasados muchos años desde su desaparición, se agrupa en incontables clubes de fans por todo el orbe.
La producción del Renault 4 en España finalizó en 1.989 pero siguió comercializándose hasta 1993, mediante importación procedente de Eslovenia. El 3 de Diciembre de 1992 la marca del rombo anunció el cese de la producción para Europa occidental, si bien se continuó fabricando en Eslovenia durante 1993 y en 1994, aunque sólo para Marruecos.