Giedo Van der Garde ha dado la campanada con la consecución de una victoria que, sin duda, le habrá sabido más a gloria que cualquiera de los triunfos obtenidos por el holandés en su corta carrera profesional. Una victoria que, curiosamente, no se ha producido sobre el asfalto.

El piloto neerlandés ha logrado una importante victoria legal en su cruzada por recuperar el volante que perdió a finales del año pasado cuando las puertas para su incorporación a Sauber se le cerraron a cal y canto tras la contratación de Marcus Ericsson y Felipe Nasr como pilotos titulares del equipo helvético.
Por este motivo, Van der Garde decidió dar el paso de acudir a la Corte Suprema de Victoria, con el fin reclamar judicialmente su derecho a correr para Sauber este año, amparándose en la existencia de un presunto contrato que le daba derecho a ocupar un asiento en la escudería suiza, incluso por delante de Ericsson y Nasr.
La defensa del holandés fue demoledora. Sus abogados presentaron el contrato firmado para esta temporada y, por si fuese poco, portaron tambien el dictamen de la Oficina de Arbitraje de Contratos, donde se registran los contratos firmados en la Fórmula 1.
La inconsistencia de los argumentos de Sauber fue absoluta y su única defensa pasó por decir que si corría en Australia, sería un grave peligro para la seguridad del propio Van der Garde y el resto de pilotos debido a que no estaría preparado para subirse a un monoplaza como el C34 sin una preparación previa.
Finalmente, la Corte Suprema australiana ha dictado sentencia y acaba de dar la razón a Giedo Van der Garde y, en función del contenido de la resolución, Sauber debería ofrecerle sitio en el equipo para el próximo GP de Australia, con lo que el follón está servido.
Un problema a la vista
Como no podía ser de otra forma, el equipo Sauber, no ha tardado en mostrar públicamente su decepción y su malestar por el resultado de la resolución judicial dictada por la Corte Suprema de Victoria, cuyo veredicto ha caído como un jarro de agua fría en el equipo suizo.
Sin embargo, y de momento, los de Hinwill sólo han acertado a responder con un escueto comunicado firmado por la propia Monisha Kalterborn. En dicha nota se vuelve a insistir en la peligrosidad de dejar al volante a Van der Garde, al que consideran casi como una especie de bomba de relojería ambulante, a la hora de poder hacer frente a un reto como el de pilotar el Sauber C34 en estos momentos.

Esto es algo que podría tener cierto sentido pero choca diametralmente con otras actuaciones seguidas en el seno del propio equipo Sauber en circunstancias similares. Por ejemplo, cuando en junio de 2011 no dudaron en sentar a los mandos del C30 a Pedro De la Rosa para sustituir a Sergio «Checo» Pérez, convaleciente tras su grave accidente en el GP de Mónaco.
En aquella ocasión, el piloto catalán, al que incluso tuvieron que prestar un mono para poder correr, fue convocado por Sauber deprisa y corriendo, sin importarles en modo alguno que el español no se hubiese sentado jamás a bordo del monoplaza ni hubiese rodado una sola vuelta con él.
«El resultado no es, por desgracia se esperaba. Estamos decepcionados con esta decisión y ahora necesitamos tomar tiempo para comprender lo que significa y el impacto que tendrá en el comienzo de nuestra temporada», indicó la nota.
«Lo que no podemos hacer es poner en peligro la seguridad de nuestro equipo o la de cualquier otro piloto en la pista por tener un conductor que no está preparado en un coche que hasta ahora había sido adaptado a otros dos conductores», continuó Kalterborn en el comunicado.
Por último, la nota finalizó con la previsión de dar más detalles acerca de la respuesta que Sauber prevé dar para este contencioso que puede poner patas arriba el paddock de Albert Park este mismo fin de semana