Según el «Informe del fraude del seguro español. Año 2014″, dado a conocer por la patronal UNESPA tomando como base los datos recogidos por ICEA, las aseguradoras se ahorraron 231,8 millones de euros el año pasado al destapar 109.556 fraudes correspondientes a los seguros de automoción.

La labor investigadora, fuente de ahorro para las aseguradoras
En concreto, de los 361 millones que los clientes reclamaron inicialmente los asegurados, las compañías sólo tuvieron que desembolsar 129,2 millones, esto es, el 64,2% de los importes reclamados en un principio.
La parte más «mollar» del fraude detectado se produjo en los siniestros relativos a la responsabilidad civil por daños materiales (a terceros), daños propios, incendios y roturas de lunas. Así pues, entre los casos detectados, correspondientes a 30 compañías cuya cuota de mercado acumulada asciende al 32% , las compañías destaparon 78.911 fraudes, lo que supone el 72% del total.
Por CC.AA., Andalucía se llevó la palma, con 26.168 casos detectados, seguida de Madrid (18.606) y Cataluña (15.148). En el polo opuesto, la CC.AA. más «honrada» fue La Rioja con sólo 500 operaciones fraudulentas, por delante de Navarra (1.096) y Cantabria (1.144).
Los datos de ICEA muestran cómo siete de cada 10 casos de fraude detectados se dan en el seguro de Automóviles, cifra que coincide con un estudio reciente realizado por la aseguradora AXA. Según la patronal de los Seguros, el predominio de este ramo se debe a su «capilaridad social», derivada de la obligatoriedad de los vehículos a motor a circular asegurados.
Por otra, parte, en el ramo de Automóviles, la estafa más habitual fue la ocultación de un daño o de una lesión preexistente (esto ocurrió en el 37,4% de fraudes analizados), seguida en importancia por las reclamaciones desproporcionadas, detectadas en un 23,1% de los casos.
En global, las entidades participantes en el estudio destaparon 156.000 intentos de fraude y las investigaciones evitaron el pago de 426 millones de euros por indemnizaciones indebidas.
Los fraudes, cada vez más variopintos y complejos
En paralelo a la elaboración del informe, ICEA ha organizado el XXI Concurso Sectorial de Detección de Fraudes, que premia las labores de investigación en tres categorías de seguros: automóvil, diversos y personales.

De las 25 compañías que participaron en el concurso, la ganadora en los seguros de automóviles fue Fiatc, seguida de Pelayo y Verti
En concreto, el caso más relevante y que le hizo acreedor a Fiatc a ganar el premio del concuros de detección de fraudes de este año tuvo como protagonista a un ciclista de 72 años que había resultado atropellado y quedó, presuntamente, con graves secuelas físicas y psíquicas.
Según sus familiares, habría perdido autonomía y su capacidad de hablar. Sin embargo, la ardua labor investigadora permitió a la compañía de seguros confirmar que vivía solo, tenía una gran autonomía personal y, aunque es cierto que su habla era más pausada, en modo alguno lo había perdido.
Todas estas circunstancias redujeron en gran medida la indemnización final, inicialmente solicitada, hasta prácticamente dos tercios de lo solicitado.
No menos curiosa fue la investigación detectada por el equipo de Seguros Pelayo, que evitó el desembolso de la indemnización por robo del propietario de un vehículo de alta gama, que había denunciado su sustracción a punta de pistola en una ciudad del sur de Europa.
Las alertas se dispararon cuando el mismo día del robo constaba en Tráfico la transferencia de ese mismo vehículo realizada desde España.
La aseguradora puso el caso en manos de la Policía, cuya intervención permitió descubrir que había sido el propio asegurado el que había trasladado el coche a nuestro país semanas antes de la denuncia y había vendido el coche en España a un tercero, a través de intermediarios.
Por último, también los hay con mucha caradura, como el caso que le permitió a Verti Seguros ahorrarse un dineral en gastos médicos y hospitalarios de su asegurado, así como de una jugosa indemnización que éste había solicitado por los daños físicos provocados por el accidente.
En concreto, el asegurado afirmaba que, mientras circulaba en moto, se cayó de espaldas al pisar un badén. Las incongruencias de su relato, junto a la escasa gravedad de las lesiones ,permitieron descubrir que el asegurado -piloto profesional- lo que buscaba era el pago de un tratamiento específico para una lesión anterior, más grave, producida en una competición.
Evidentemente, la aseguradora denegó el pago de todos los gastos y no concedió ninguna indemnización al conductor de la moto, que tuvo que abonar de su bolsillo todos los gastos generados.
Fuente: Infotaller.tv: