La investigación iniciada por la FIA tras el desgraciado accidente que le costó la vida a Jules Bianchi sigue desgranando datos que, precisamente esta semana, después de conocerse la muerte del piloto y su multitudinaria despedida, cobran aún más relevancia.

Jules Bianchi pudo impactar a 254 G en el momento del accidente, según la FIA
Jules Bianchi pudo impactar a 254 G en el momento del accidente, según la FIA

Así pues, el informe llevado a cabo por los investigadores y desvelado por la publicación alemana Auto Motor und Sport, afirma que Bianchi impactó a 126 kms/h contra la base de la grúa que transportaba en ese momento el Sauber de Adrian Sutil, accidentado minutos antes.

Sin embargo, la velocidad en el momento que el galo perdió el control de su vehículo, apenas 2,61 segundos antes del impacto, era de 213 kms/h.

En el momento de la colisión, el Marussia MR02 de Bianchi golpeó a la grúa con un ángulo de 55º, incrustando la nariz del monoplaza contra la trasera del vehículo de recuperación. En ese momento se calculo que el coche del francés pudo registrar una fuerza de 58,5 G; más o menos la misma que podría registrarse en un impacto violento contra un muro.

Sin embargo, el accidente se vio agravado por el hecho que el coche quedó forzado hacia abajo, atravesando los bajos de la grúa a toda velocidad e impactando violentamente contra la cabeza del francés pero funcionando como una especie de freno, lo que incrementó la fuerza G en el momento del golpe.

Así pues, según los resultados iniciales, tomadas de los tapones para los oídos de Bianchi, sugirieron que había sufrido un impacto de 92 G cuando esto sucedió y así se hizo saber en su momento.

Sin embargo, la investigación de la FIA ha desvelado ahora que los tapones se deslizaron en el momento del accidente, desvirtuando los datos inicialmente registrados, quedando muy lejos de lo que los investigadores cifraron en un primer momento.

Por este motivo y con la investigación mucho más avanzada, se ha podido calcuiar que Jules Bianchi recibió en su cabeza un pico de 254 G en el momento de la colisión.

Así lo ha confirmado el Vicepresidente  de la Comisión de Seguridad de la FIA, Andy Mellor:  «El problema estuvo en que el Marussia se introdujo en parte por debajo del tallo de la grúa, y por lo tanto presionó de arriba hacia abajo por la parte inferior de la misma».

«Funcionó como un freno, con una desaceleración abrupta y además en este proceso hubo contacto entre el casco y la grúa. Nunca habíamos visto esto antes.».

Un dato demoledor y que revela bien a las claras la virulencia del golpe, prácticamente mortal de necesidad. De hecho sólo la enorme resistencia del casco del piloto francés permitió absorber parte de esa fuerza G, evitando que la muerte de Bianchi se hubiese producido en el acto.

En realidad, sólo la fortaleza física del galo y el pequeño milagro obrado por los doctores del Hospital japonés de Mie permitieron mantener con vida a Bianchi al menos unos meses, logrando aplazar mínimamente un desenlace tan indeseado como indefectible.