Con motivo del Salón de Frankfurt, Porsche ha desvelado el Mission E, una espectacular y futurista berlina deportiva eléctrica, que logra ofrecer 600 CV de potencia y una nada desdeñable autonomía de 500 kilómetros,

Un diseño innovador pero con aires de familia
Con el aval del equipo de trabajo que devolvió a Porsche a la senda del triunfo en Le Mans, el fabricante de Stuttgart da un paso adelante tanto en lo que al diseño como a la concepción en sí misma del coche se refiere.
Un coche que aúna la ligereza y la deportividad, el lujo y la potencia absolutamente exclusivos, tan típicos de Porsche, con el uso de las últimas tecnologías, que han dado como resultado un deportivo ligero, con una óptima distribución de pesos y un bajísimo centro de gravedad. Esto, unido a su chasis ultraligero, mezcla de aluminio, fibra de carbono y polímero reforzado, le permiten ser un coche altamente equilibrado y seguro.
En lo que respecta al diseño exterior, nadie puede negar que estamos ante un Porsche. A simple vista, podríamos decir que se trata de un Panamera con tintes futuristas, marcado por unas líneas fluidas y uniformes que, en conjunto, también nos evocan al mítico 918 Spyder.

A pesar de sus cuatro puertas, el aspecto es deportivo y está marcado por sus enormes tomas de aire, tanto frontales como laterales. El frontal está presidido por las espectaculares tomas de aire y por el conjunto de faros de LED de cuatro puntos, integrados como un elemento flotando en las entradas de aire, rematados con un enorme spoiler delantero.
La línea de las ventanas laterales es también similar a la del Porsche 911, aunque con una diferencia importante y es la presencia de cuatro puertas, de apertura simétrica, sin pilar B, que facilita mucho el acceso a las plazas traseras. Asimismo, cuenta con dos discretas cámaras laterales, que sustituyen a los espejos, integradas en la carrocería, que contribuyen a la aerodinámica excepcional del coche.
El diseño trasero recuerda mucho al del Porsche 911, con su luneta trasera muy tendida y unos robustos pasos de rueda, que le confieren un aspecto muy agresivo, con el aire deportivo «marca de la casa».
La nota de modernidad la da una enorme franja acristalada oscura en la que, además de integrar unos diminutos pero altamente eficaces cuadros ópticos, también de LED, contiene el logotipo iluminado en 3D de Porsche debajo de un arco de luz que se extiende a través de todo el ancho de la trasera del vehículo.
Por último, las llantas están hechas de carbono, de 21 pulgadas en las ruedas delanteras y 22 pulgadas en la parte trasera.
Un interior a la altura
El interior viene marcado por la ausencia de túnel de transmisión debido al accionamiento completamente eléctrico, que ha permtiido reinterpretar totalmente el interior.
Se abre el espacio para cuatro cómodas plazas, ocupadas por cuatro asientos deportivos individuales. Entre los asientos delanteros, la consola central se alza elegantemente desde la parte de atrás hasta el salpicadero.
Aquí es donde encontramos el despliegue tecnológico. Los instrumentos se mueven de forma intuitiva, operados por seguimiento ocular y control por gestos, algunos incluso a través de hologramas, ajustando automáticamente las pantallas a la posición del conductor.
Le Mans, principal fuente de inspiración del sistema de propulsión
El sistema de propulsión del Porsche Mission E es totalmente nuevo aunque está claramente inspirado en el del Porsche 919 Hybrid, que obtuvo el pasado verano un histórico doblete en las 24 Horas de Le Mans.
En concreto, consta de dos motores síncronos de imanes permanentes (PMSM) que transmiten una potencia conjunta de 600 CV (440kW), capaces de recuperar la energía procedente de la frenada, como el KERS de la Fórmula 1.

La aceleración del Mission E está a la altura de un coche de alta competición ya que es capaz de pasar de 0 a 100 kms/h en menos de 3,5 segundos y alcanzar los 200 kms/h en menos de 12 segundos.
Por su arquitectura interior, su sistema de propulsión ofrece una importante ventaja con respecto a otros sistemas de propulsión eléctricos similares y es que los motores del Porsche Mission E pueden desarrollar todo su poder, incluso después de múltiples aceleraciones a intervalos cortos.
Cuenta además con tracción a las cuatro ruedas, que gracias al sistema Porsche Torque Vectoring, que distribuye automáticamente el par a las ruedas de forma individual, transfiere toda la potencia en función de las características de la vía, de forma precisa,
Su mejor aval, las pruebas llevadas a cabo en el mítico 0910, donde el Porsche Mission E se «despachó» un tiempo por debajo de los ocho minutos. Prácticamente al nivel de superdeportivos consagrados como el Lamborghini Aventador SV y el Porsche 918 Spyder, que son los que ostentan actualmente el récord por vuelta en dicho trazado.
Sin embargo, su sistema de propulsión cuenta con más sorpresas ciertamente agradables. La primera y más importante su autonomía, que le permite llegar hasta los 500 kilómetros con una sola carga, una cantidad más que respetable para un coche de sus características.

La segunda novedad está en su mecanismo de recarga, por medio del cual, con solo 15 minutos de recarga, las baterías reciben la suficiente carga como para recorrer en torno a 400 kilómetros.
Esta especie de «milagro tecnológico» se debe al novedoso sistema Porsche Turbo Charging y la introducción de la tecnología de 800 voltios, frente a la de 400 voltios de los sistemas actuales de recarga.
Así pues, con la duplicación de la tensión se logran tiempos de carga más cortos y un menor peso, ya que cuentan en su interior con unos más pequeños cables de cobre que los cargadores tradicionales pero con el calibre suficiente para el transporte de energía.
En todo caso, el Porsche Mission E también puede ser conectado a un punto de recarga convencional o de forma inalámbrica por sistemas de inducción, gracias a una bobina integrada en la parte inferior del coche.