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El actual campeón del mundo, Lewis Hamilton, ha sorprendido a propios y extraños anunciando su ruptura con Mercedes y su retirada de la Fórmula 1 para dar el salto a la NASCAR estadounidense.
«Ha sido una decisión difícil pero meditada. Necesitaba un cambio en mi vida y esta oferta ha sido la respuesta que estaba esperando», afirmó un exultante Hamilton, en la multitudinaria rueda de prensa ofrecida para explicar su extraña decisión.
Según indicó el tricampeón británico, el motivo que le llevó a tomar tal decisión fue la reprimenda que sufrió por parte de Toto Wolff al finalizar la pasada temporada y que le hizo recapacitar sobre su futuro.
«El toque de atención que nos dio Wolff tanto a Nico (Rosberg) como a mí, fue decisivo. No era necesario y soy el campeón del mundo», dijo airadamente Hamilton.
Lo cierto es que el ya ex-piloto de Mercedes estuvo sondeando el mercado de Fórmula 1 sin demasiado éxito Sin embargo, aunque que las plantillas de prácticamente todos los equipos estaban cerradas, Hamilton ha admitido que, de la mano de Mercedes, estuvo tentado por fichar por Manor, aunque finalmente decidió cruzar el charco en dirección a Estados Unidos.
«Ya no quedaban muchos proyectos que me ilusionaran. Aunque es cierto que gracias a Mercedes estuve en contacto con Manor. Ellos van a suministrar motores a mis compatriotas y eso me abrió la puerta a un proyecto nuevo, empezar de cero y demostrar que puedo hacer campeón a un equipo modesto, pero no cuajó», afirmó Hamilton con cierto tono triste.
Finalmente y tras barajar varias ofertas -entre ellas el salto al mundo de las motos con Yamaha- Lewis Hamilton ha optado por aceptar la más sorprendente de todas ellas, procedente de la Fórmula NASCAR Sprint Cup norteamericana.
«Siempre soñé subirme a estos coches y sentir la magia de los trazados ovales. Por eso cuando me llegó la oferta de Penske y la NASCAR no me lo pensé dos veces. Quiero ganarlo todo allí», concluyó el británico.
El británico será de la partida la próxima temporada en el equipo Penske, donde tendrá como compañeros, entre otros, al colombiano Juan Pablo Montoya y a los estadounidenses Joey Logano y Brad Keselowski, y el duro reto de ser el primer piloto británico en ganar este competido campeonato.
El contrato será de dos años, prorrogable un tercero y, aunque se desconoce el montante de la operación, algunas fuentes cifran en 110 millones de dólares netos por temporada, en torno a 101 millones de euros.
«La negociación ha sido dura pero ha merecido la pena. Contar con un piloto con la capacidad y las experiencia de un tres veces campeón del mundo de Fórmula 1 era una oportunidad que no podíamos dejar escapar. Volveremos a ganar de su mano, no tengo dudas», afirmó Roger Penske, el CEO del equipo norteamericano.
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