Las carreras de Dragsters son un espectáculo más del mundo del Motor en EE.UU., donde el showtime y la velocidad por la velocidad es lo único que importa.
Sin embargo, en esta pelea por ser el más rápido, a veces ocurren desgracias y terribles accidentes que, como el de nuestro protagonista de hoy, acaban milagrosamente tan solo en un susto.
Los hechos ocurrieron este pasado sábado en el autódromo de Gainesville, durante la disputa de la primera jornada de calificación para el campeonato nacional de la NHRA (National Hot Rod Association) y su protagonista, el piloto norteamericano Larry Dixon.
Todo parecía ir a las mil maravillas para Dixon cuando, de repente, y cuando circulaba a 450 kms/h perdió el control de su dragster en la zona de meta y se estrelló violentamente contra las protecciones, fulminando su monoplaza en mil pedazos.
Afortunadamente y, dada la virulencia del impacto, cuando todos se esperaban lo peor, se obró el milagro y Dixon salió por su propio pie de los restos del coche, sin aparentes lesiones.
A pesar de todo, el piloto norteamericano fue trasladado a un hospital cercano para someterse a una revisión más profunda, donde quedó ingresado en observación aunque sin ninguna lesión relevante.
Y es que, visto el accidente, Dixon puede sentirse orgulloso de su ángel de la guarda…