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El Ministerio de Transporte alemán envió recientemente una carta a la Comisión Europea pidiendo abrir una investigación sobre el Grupo Fiat-Chrysler Automobiles (FCA) sobre posibles irregularidades en las emisiones de sus vehículos, bajo la sospecha de que podrían llevar dispositivos ilegales de manipulación.

Las sospechas nacen tanto de los trabajos de un organismo alemán llamado Oficina Federal de Transporte Automovilístico (KBA) como de las enormes trabas que el gobierno italiano ha ido poniendo a sus trabajos sobre los coches del Grupo FCA
En concreto, y a raíz del tristemente conocido Dieselgate de Volkswagen, esta entidad viene trabajando en la realización de una serie de pruebas diagnósticas en distintos vehículos de los fabricantes comercializados en el mercado germano.
Esas sospechas se trasladaron desde la KBA a la Comisión Europea, indicando que podría demostrar el uso de dispositivos manipuladores de los sistemas de emisión en tres modelos del Grupo FCA. En concreto, los Fiat 500X y Dobló y los Jeep Renegade.

Evidentemente, tanto desde el fabricante como desde el Gobierno italiano se ha desmentido tajantemente esta información, asegurando el cumplimiento a rajatabla de la normativa actual sobre emisiones.
Asimismo, ambos estamentos han desmentido que los vehículos incorporasen sistema alguno que pudiese servir para modificar los registros de dichas emisiones.
De momento, la Comisión Europea ha contestado a la carta indicando que, de momento, no intervendrá -aunque se mostrará vigilante- y ha remitido al diálogo entre los gobiernos alemán e italiano para solventar la incidencia.
«Entendemos que el diálogo entre Alemania e Italia se está llevando a cabo y seguiremos los avances de cerca. Pero no hemos recibido una solicitud formal de Alemania o de Italia para que intervengamos», indicó el alto organismo europeo.