El tiempo pasa y Manor sigue sin encontrar ese inversor que pudiese hacer frente a las cuantiosas deudas que ha contraído esta última temporada, por lo que su presencia en el próximo Mundial pende de un hilo.

La reciente ruptura de las negociaciones con un grupo inversor que al parecer estaba interesado en la compra del equipo ha provocado que incurriese en proceso de administración concursal desde la pasada semana, comprometiendo seriamente su supervivencia empresarial.
La primera consecuencia de esta parálisis ha sido la imposibilidad de desarrollar con normalidad el monoplaza para este año. Un coche del que se esperaba que estuviese en línea con el importante salto de calidad experimentado en 2016, en la que llegó a puntuar por vez primera en su historia.
Así pues, se ha sabido que el Manor de 2017 estaría listo para entrar en fase de producción pero los administradores de la firma británica habrían decidido paralizarlo. El motivo, no endeudar más aún a la compañía, algo que supondría un grave daño para los acreedores en caso de tener que acudir a un hipotético proceso de liquidación.
Por este motivo y, en aras de intentar asegurarse su permanencia en la parrilla para 2017, Manor ha solicitado a la FIA poder correr esta temporada con una versión modificada del MRT02 de 2016, pertinentemente adaptado a la nueva normativa.
De momento, la FIA ha dado su visto bueno pero hay que recordar que, para que Manor pueda correr en estas condiciones, es precisa la ratificación por unanimidad de todos los equipos.
Se trata de una situación muy similar a la que ya vivió Manor en marzo de 2015, tras adquirir la licencia de la extinta escudería Marussia.
En aquella ocasión Manor pudo correr con una versión modificada del Marussia Ferrari de 2014. Deportivamente aquel coche era una ruina, pero fue suficiente para que Manor pudiese beneficiarse del reparto de los fondos que la FOM llevó a cabo aquel año.