En una de las operaciones más secretas y, sobre todo, más rápidas que se recuerdan en la historia reciente en el sector de la Automoción, el Grupo PSA (Peugeot y Citroën) se ha hecho con la alemana Opel.

La operación, anunciada el viernes de la semana pasada, se ha cerrado finalmente esta semana, por un montante total de 2.200 millones de euros y convertirá al gigante francés en el segundo constructor europeo, sólo por detrás del Grupo Volkswagen y superando a Renault.
El total de la operación contempla el pago de dos epígrafes bien diferenciados. Por un lado, 1.300 millones, que sería el total de la compra de la marca Opel y su filial británica Vauxhall y 900 millones más por la adquisición de GM Financial, la división financiera de la marca.
El principal motivo de esta absorción viene dada por la necesidad acuciante de la matriz de Opel, la norteamericana General Motors, de sacar a la marca alemana del abismo financiero en el que se encuentra sumida desde hace ya al menos 16 años.
Un agujero negro que sólo en 2016 fue de 257 millones de dólares, en torno a 242 millones de euros, a los que habría que sumar el catastrófico registro de 2015, que dejó en Opel el listón de las pérdidas en nada menos que 813 millones.
De hecho, se dice que durante los 16 años que la marca germana lleva dando pérdidas, le han supuesto a General Motors la friolera de 20.000 millones de dólares (unos 18.900 millones de euros).
Con la nueva marca, el objetivo es aprovechar las sinergias generadas por ambos grupos, que los expertos han cifrado en torno a los 1.800 millones de euros.
Entre otras cosas, porque la fusión facilitará el abaratamiento de los costes de fabricación, motores y plataformas, una de las losas con las que ha tenido que apechugar Opel estos años.
Con esta batalla lograda, el segundo paso sería alcanzar los cinco millones de coches vendidos. Un objetivo factible, habida cuenta que si sumamos las cifras de ventas del pasado año de ambos fabricantes llega a los 4,3 millones de coches y una cuota de mercado del 17%.
España, la principal beneficiaria de la fusión
Si hay un país que puede verse beneficiado por la fusión de estas empresas es España puesto que tres de las más importantes fábricas que ambos grupos poseen en Europa están en nuestro territorio.

Así pues, a las factorías que el Grupo PSA posee en España (Vigo para Citröen y Madrid-Villaverde para Peugeot) habría que añadirles la que Opel mantiene operativa en la localidad zaragozana de Figueruelas.
Recordemos que en España se fabrican coches como el Citröen C4 Cactus, el Opel Corsa o el Citröen C4 Picasso, entre otros, así como industriales como el Peugeot Partner o la Citroën Berlingo.
De esta forma, y si se mantiene el ritmo de fabricaciones actuales, el Grupo PSA se convertirá con diferencia en el primer fabricante nacional, al sumar un total de 866.000 vehículos salidos de sus factorías, por delante de Volkswagen.
El riesgo de la pérdida de puestos de trabajo
Desgraciadamente, este tipo de operaciones empresariales suelen tener un denominador común y es la pérdida de puestos de trabajo. Sin embargo, el actual Consejero Delegado del Grupo PSA, el portugués Carlos Tavares, ha querido lanzar un mensaje de tranquilidad.
En concreto, el directivo luso ha manifestado la intención del grupo francés de respetar todos los acuerdos laborales firmados en su día por ambos fabricantes y todos sus compromisos empresariales.
«Respetamos a todas las personas de Opel, así como a las principales marcas de la empresa y su patrimonio. Tenemos la intención de integrar Opel en la gestión de PSA», afirmó Tavares durante la presentación del acuerdo.
Sobre la situación de los trabajadores de ambas empresas en España, Tavares hizo hincapié en que la subsistencia del empleo en todas las factorías estaría garantizada, eso sí, haciendo una serie de «deberes» de inexcusable cumplimiento.
«Quiero pedir que estén tranquilos. En primer lugar, tenemos que hacer mucho en eficiencia. Todo el mundo va a tener que demostrar que puede llegar a los estándares de calidad necesarios y así no será necesario cerrar plantas», aseguró el CEO del Grupo PSA.
En este mismo sentido, Tavares confirmó que había hablado en persona con Mariano Rajoy, con el que se comprometió a respetar todos los acuerdos firmados con sus respectivos Comités de Empresa, especialmente con el de Opel.
«Le he transmitido a Rajoy un mensaje de tranquilidad y el compromiso de que la empresa cumplirá en su totalidad los acuerdos firmados entre los sindicatos y General Motors», afirmó.
Por su parte, el Ministro de Industria y Competitividad, Luis De Guindos, también se ha posicionado en defensa del respeto al empleo y ha asegurado que el Gobierno de España velará por el cumplimiento de los compromisos firmados.
Al hilo de esta cuestión, De Guindos confirmó en una entrevista radiofónica que la semana pasada había mantenido una conversación telefónica con un directivo muy importante del Grupo PSA, el cual le aseguró que el fabricante francés es consciente de que las fábricas españolas son las más productivas de Europa y, por tanto, de su importancia.