Si hay un circuito en el mundo que representa al máximo la velocidad, el riesgo y la pasión por conducir, ése es el mítico Nurburgring-Nodscheiffle, también conocido como el Infierno Verde, que hoy cumple 90 años.

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Imagen del Sector Norte del circuito de Nurburgring

 

Nacido en los años 20

A principios de los años 20, en pleno auge de la industria de la automoción y la velocidad en territorio alemán surgió la idea de crear un circuito permanente, entre otros, con el fin de poder probar los coches fabricados en la Alemania de entreguerras.

El principal artífice de aquella «ocurrencia» fue el político local Otto Creutz, aunque sin el respaldo del por entonces alcalde de Colonia, Konrad Adenauer y del empresario germano Hans Weidenbruck, no hubiese sido posible.

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Otto Creutz

Entre todos consideraron que la mejor ubicación para aquel futuro trazado eran los montes boscosos de Eifel, junto al pueblo de Nurburg, sito en el Estado de Rheinland-Pfalz (Renania-Palatinado), a unos 500 kilómetros de Berlín.

La construcción del circuito se inició en abril de 1925 y finalizó algo menos de dos años (junio de 1927), con una inversión récord en la época de 15 millones de marcos.

Precisamente, por este motivo Creutz sufrió en sus carnes el rigor del régimen nazi, que acababa de acceder al poder en Alemania. Contrario a las tesis de Hitler, las autoridades de la zona -ahora en manos nazis- llevaron a cabo una brutal campaña de descrédito contra él.

Así pues, Creutz fue acusado de malversación de fondos, con la excusa del elevado coste del proyecto. Una mancha que le acompañó incluso después de la caída del régimen nazi en 1945, hasta el punto acabó suicidándose en 1951 por la presión de aquellas acusaciones.

Un trazado temible

La grandiosidad de su trazado inicial, 28,3 kilómetros de largo y 6,7 metros de ancho, y la espectacularidad del paisaje, entre un denso arbolado pronto hicieron de Nurburgring el circuito más duro y temible del mundo.

Sus dos sectores (Norte o Nordschleife, de 22,8 kilómetros y Sur o Südschleife, de 7,5) le granjearon años más tarde el apelativo de  Grüne Hölle o «Infierno Verde», por el mítico Sir Jackie Stewart.

Desde el mismo año de su inauguración, Nurburgring albergó los Grandes Premios de Alemania, tanto de automovilismo como de motociclismo, si bien sólo en sus tres primeras ediciones (de 1927 a 1929) se utilizó su trazado completo.

Desde el año 1930 se abandonó el sector sur y las carreras comenzaron a disputarse en su sector norte, el más largo y peligroso. Allí inscribieron sus nombre pilotos como Rudolf Caracciola, Tazio Nuvolari o Bernd Rosemeyer, que fueron reconocidos con el sobrenombre de Ringmeisters o «Maestros del Circuito».

Vuelta a la actividad tras la II Guerra Mundial

La II Guerra Mundial supuso un lógico parón en la disputa de carreras, hasta que en 1950 se retomó la actividad deportiva en sus instalaciones, con el triunfo de Alberto Ascari con Ferrari.

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Alberto Ascari durante el GP de Alemania de 1952

Un año más tarde se incorporó al calendario del recién creado Campeonato Mundial de Fórmula 1, del que sería una de las citas obligadas hasta bien entrados los años 70. De hecho, salvo las excepciones vividas en el año 1955 en el que no se pudo disputar el GP de Alemania y los años 1955 y 1970, que se disputó en el circuito de Avus, el Infierno Verde fue pieza inamovible del calendario.

En esta segunda etapa, dejaron su impronta pilotos como Juan Manuel Fangio, Alberto Ascari o Sir Jackie Stewart, con tres triunfos cada uno, así como Jacky Ickxs, Tony Brooks o John Surtees, con dos, son los más laureados en Nurburgring.

La gran reforma de 1970

Sin embargo, el gran problema de Nurburgring fue la cada vez mayor brecha existente entre la seguridad del trazado y la velocidad de los monoplazas, que convirtió al trazado germano en una auténtica ratonera.

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Jochen Mass volando en Nurburgring durante el GP de Alemania de 1975

Por este motivo, en 1970 afrontó una importante reforma, que modificó en gran parte toda la sección norte, eliminando una serie de obstáculos, replanteando algunas curvas e instalando barreras de seguridad.

Sin embargo, no fue suficiente ya que la progresión tecnológica y la escalada de potencia que experimentó la Fórmula 1 en esta década hicieron francamente insuficientes estas mejoras.

El accidente de Niki Lauda, trágico punto final al Infierno Verde

La gota que colmó el vaso llegó en 1976 con el horrible accidente que sufrió Niki Lauda y que a punto estuvo de costarle la vida. Las medidas de seguridad de Nurburgring se mostraron como ciertamente insuficientes, tal y como se pudieron ver en el accidente.

El piloto austríaco sufrió un aparatoso accidente cuando apenas se llevaban dos vueltas del GP de Alemania de aquel año. Lauda perdió el control de su Ferrari al salir de una curva e impactó violentamente contra los guardarraíles.

Ya sin control y envuelto en llamas, el monoplaza acabó en el centro de la pista, con el austríaco inconsciente y malherido dentro. Ni un solo comisario cerca y las asistencias tardaron una eternidad en llegar

De hecho, sólo la valentía de los pilotos Arturo Merzario, Guy Edwards y Harald Ertl, que venían por detrás y fueron testigos directos del accidente, permitió que Lauda salvara la vida.

Mientras Edwards y Ertl trataban de controlar las llamas con unos extintores, el italiano Merzario, logró rescatar a Lauda con sus propias manos del amasijo de hierros y llamas en que el Ferrari de Lauda había quedado convertido. Pero ni rastro de las asistencias…

Tras más de un minuto de angustioso e interminable rescate, sus compañeros lograban dejar a un moribundo Lauda sobre el asfalto a la espera de la llegada de una ambulancia.

El tricampeón mundial fue evacuado a un hospital cercano, con gravísimas quemaduras de primer y tercer grado en cara y manos, además de una severa intoxicación por la inhalación de los gases emanados del incendio.

Tras cuatro días en coma y haber recibido la extremaunción, finalmente Lauda no sólo salvó su vida sino que, como es sabido, apenas 40 días después, y con los vendajes ensangrentados, se volvió a subir al Ferrari y le disputó el Mundial a James Hunt hasta la última carrera.

Ese dramático episodio fue un auténtico rejón de muerte para Nurburgring, que nunca más volvió a albergar un Gran Premio de Fórmula 1. No al menos en el trazado original, en el mítico Infierno Verde del sector Norte y las carreras emigraron rumbo a Hockenheim.

Años 80: Un nuevo comienzo

Con la vista puesta en un hipotético retorno al calendario de la máxima categoría, a partir de 1980, las autoridades del circuito abordaron una importante reforma que duró tres años, entre 1981 y 1984.

Sobre la base del sector Sur, se reconstruyó el circuito y se limitó a una longitud de apenas 4,5 kilómetros, lo que le permitió recuperar la homologación de la FIA para albegar al Gran Circo.

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Michele Alboreto, vencedor en Nurburgring tras su vuelta al calendario en 1985

Asi pues, Nurburgring volvió al calendario de la Fórmula 1 en 1985 pero fue un auténtico fiasco. Las audiencias no acompañaron y el fracaso económico condenó de nuevo al trazado germano, que perdió de nuevo el protagonismo en detrimento de Hockenheim.

La vuelta del Gran Circo

Nurburgring no volvió al calendario hasta 10 años más tarde cuando, bajo el paraguas del GP de Europa, albergó las carreras de los años 1995, 1996 y, posteriormente, desde 1999 a 2007, además de un pequeño paréntesis de dos años (199 7 y 1998) en los que se corrió bajo el nombre de GP de Luxemburgo.

A partir de 2009, los organizadores del GP de Alemania quisieron darle una nueva -y última- oportunidad a Nurburgring y decidieron salomónicamente que la carrera se disputase de forma alterna un año allí y otro en Hockenheim.

Y así fue, de modo que el sucedáneo del Infierno Verde albergó el Gran Premio alemán los años 2009, 2011 y 2013.

Sin embargo, los graves problemas económicos y la imposibilidad de pagar el abultado canon exigido por Bernie Ecclestone llevaron a sus autoridades a renunciar a la organización de la carrera en 2015 e incluso este mismo año y Nurburgring volvió a desaparecer de forma definitiva, del calendario.

 

Sebastian Vettel, el último ganador de un Gran Premio en Nurburgring
Sebastian Vettel, el último ganador de un Gran Premio en Nurburgring

El «otro» Nurburgring

En paralelo a su actividad deportiva al máximo nivel, Nurburgring se ha convertido estos últimos años en un lugar de culto para los aficionados al mundo del Motor.

Su antiguo trazado, el Norte, de hecho, sigue siendo utilizado por muchos fabricantes para probar sus coches, especialmente los más deportivos.

Su asfalto ha sido testigo de numerosos récords de velocidad, hasta el punto que el hito de batir el récord de la vuelta más rápida al trazado largo de Nurburgring se ha convertido en una referencia para todo fabricante que se precie.

Pero es que además de un lugar de obligada visita para los miles de fans de la velocidad, sus propietarios hace años que vieron una pingüe fuente de ingresos al permitir su alquiler a particulares y empresas para poder rodar por su asfalto.

Así pues, no es extraño ver el mítico trazado Norte poblado a diario por todo tipo de coches, tanto propios como alquilados que han convertido la cercana localidad de Nurburg en un auténtico centro turístico y al circuito en un motor económico para la zona.

Desde los 20 euros que cuesta actualmente dar una vuelta hasta los 550 que supone la adquisición de un pack de 25 giros al viejo Infierno Verde, cualquiera puede darse el gustazo de sentir la pasión por la velocidad que transmite este mítico circuito.

Hoteles, empresas de alquiler de coches específicamente para rodar en el circuito, tours organizados… muchas empresas viven de la maravillosa experiencia que supone darse una vuelta por el antiguo trazado.

Por tanto, y a pesar de su longevidad, sólo nos queda decir bien alto ¡larga vida al Infierno Verde!