El pasado fin de semana nos dejó una imagen tan deplorable y poco gratificante para el automovilismo como ciertamente curiosa.

En concreto, los hechos ocurrieron el pasado sábado por la noche en el trazado estadounidense del Anderson Speedway (Indiana) durante la disputa de una carrera de la categoría Figure 8 de Stock Cars.

Todo se desató cuando el coche número 33, pilotado por Shawn Cullen colisionaba con el vehículo número 2S de Jeffrey Swinford, provocando el abandono de ambos. Entonces, Swinford no se tomó de muy buen grado el incidente y tras increpar desde el coche a su rival, ni corto ni perezoso, arremetió con su vehículo contra el de Cullen al que, literalmente apisonó bajo sus ruedas.

En ese momento, Cullen se bajó de lo que quedaba de su coche y se lió a puñetazos con Swinford, ante la atónita mirada de los comisarios de la pista, que no daban crédito a lo que estaba pasando.

Tras aproximadamente medio minuto de trifulca, apareció la Policía local para poner orden en una pelea que, para hacernos una idea de su cariz, obligó a que uno de los agentes tuviese que emplear una pistola eléctrica para reducir a Cullen y poder separarles.

Finalmente, ambos pilotos fueron esposados y tuvieron que abandonar el circuito en un coche policial donde pasaron a disposición judicial con cargos.

Concretamente, Swinford fue acusado de acusado de imprudencia criminal y menosprecio a la autoridad, mientras que Cullen fue multado por conducta desordenada.