El informe sobre siniestralidad en las carreteras españolas en 2017, presentado por el actual Director de la DGT, Gregorio Serrano, ha arrojado un nuevo incremento del número de accidentes de tráfico así como de víctimas mortales con respecto a las cifras del año 2016.

En concreto, 1.165 personas se habrían dejado la vida sobre el asfalto durante el año 2017, frente a las 1.161 víctimas sufridas en 2016, en un total de 1.038 accidentes.
Unas cifras que suponen el segundo repunte interanual consecutivo, tras el incremento experimentado en 2016 sobre 2015. Un hecho que no se producía desde que en 1997 y 1998 se encadenaron dos años consecutivos de subidas.
Según los datos de la DGT, durante el pasado año se produjeron 1.038 accidentes mortales en vías interurbanas en los que fallecieron 1.160 personas y otras 5.067 resultaron heridas de distinta consideración.
Estos datos suponen un aumento del 1,4% en el número de accidentes mortales, un 2,6% en el número de fallecidos y un 4,3 % en cuanto a la cantidad total de heridos.
Tras más de 10 años de continuas bajadas, que situaron el listón de la siniestralidad en las carreteras nacionales en números de los años 60, el año 2016 supuso la triste confirmación de una tendencia iniciada en 2014, cuando se estancó por primera vez la bajada tanto en el número de accidentes como de fallecidos.
Un estancamiento repetido en 2015 y que, desgraciadamente, se rompió en 2016 con la primera subida interanual en las cifras de muertes en carretera desde 2003, fecha en la que comenzó el progresivo descenso en la mortalidad por accidentes de tráfico en España, que pasó de los 3.993 muertos de ese año hasta los 1.131 de 2016.
En la evolución mensual de víctimas mortales de 2017, hay que decir que el año comenzó con un magnífico dato, ya que en enero sólo se registraron 74 fallecidos, la segunda mejor cifra dese 1970.
Sin embargo, a partir de febrero, las cifras de muertes en carretera no dejaron de subir, pasando de los 88 de febrero (el más sangriento en ese mes desde 2013) hasta los 123 de junio, los 122 de julio y los 104 de agosto, en uno de los más trágicos veranos de los últimos años.
En estos momentos, España ocupa el cuarto lugar de la Unión Europea con una menor tasa de mortalidad por accidentes de tráfico, por detrás de Reino Unido, Suecia y Holanda.
Sin embargo, y como citan varios expertos, el estancamiento y ligera subida en los datos de siniestralidad exigen de las autoridades de Tráfico un conjunto de medidas que ayude a recuperar la senda iniciada en 2003 y que tuvo como mejor referencia la entrada en vigor del carnet por puntos y el endurecimiento de las sanciones por exceso de velocidad y alcoholemia.
La primera y más importante, un aumento en la inversión de la red secundaria de carreteras que, según un informe del RACE, presentaría un total de 3.264 kilómetros de alto nivel de peligrosidad, nada menos que un 13,2% del total de la red viaria española.
Un alarmante dato refrendado por un estudio de la asociación Automovilistas Europeos Asociados, según el cual, el número de los llamados «puntos negros» en nuestras carreteras, con independencia de su titularidad (estatal, autonómica o municipal), se habría incrementado en 2017 en un 35% con respecto a 2016.