sergio_marchionne.pngAunque desde hace una temporada se conocía el agravamiento del estado de salud de Sergio Marchionne, hasta el punto que fue relevado con urgencia de sus puestos directivos en Fiat y Ferrari, nadie podía esperarse un desenlace así de terrible ni, sobre todo, tan rápido.

Así pues, Marchionne ha fallecido hoy a los 66 años en una clínica de Zurich, donde se encontraba ingresado desde el pasado 27 de junio para ser intervenido de un sarcoma en un hombro. Sin embargo, cuando se encontraba convaleciente de dicha operación, a finales de la pasada semana sufrió una embolia cerebral de la que no pudo recuperarse.

Con su muerte, desaparece uno de los directivos más brillantes de la historia reciente de la industria del Motor, artífice de la salvación de Fiat cuando el gigante italiano se encontraba al borde de la bancarrota y cuando nadie daba un euro por su salvación.

Marchionne, un genio hecho a sí mismo

Nacido en la localidad italiana de Chieti, tuvo que emigrar muy joven con su familia a Toronto, donde llevó a cabo toda a una notable formación académica y donde comenzó su brillante carrera en el mundo de la empresa.

Se graduó en Filosofía por la Universidad de Toronto y en 1980 obtuvo un MBA en Administración de Empresas de la Universidad de Windsor en 1980, para licenciarse tres años más tarde en Derecho en la Osgoode Hall Law School de la Universidad de York en 1983.

Tras una larga carrera en distintas empresas canadienses, llegó a la compañía suiza Alusuisse en 1994, en la que estuvo hasta el año 2000, desempeñando distintos puestos directivos.

En mayo de 2003, mientras ocupaba el puesto de CEO en la multinacional francesa SGS, fue nombrado miembro de la Junta de Directores del Grupo Fiat.

Tan sólo un año después desembarcó en el Consejo de Administración de la firma transalpina, de la mano de Umberto Agnelli, en sustitución de Luca Cordero de Montezemolo y como medida desesperada para salvar a una empresa que se hundía un poco más cada día.

Con unas acciones que apenas llegaban a 1,60 euros y a ritmo de dos millones de euros de pérdidas diarias, Marchionne llegó a la dirección ejecutiva de Fiat con el reto casi imposible de reflotarla.

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El milagro de la salvación de Fiat

Su primera medida fue bastante controvertida ya que supuso la renuncia a formalizar  la fusión pactada con General Motors.

Una decisión que, analizada con la perspectiva del tiempo, habría supuesto la desaparición de Fiat como empresa dentro del gigante norteamericano o, en el peor caso, en manos de los Bancos italianos, con los que la marca transalpina estaba absolutamente endeudada.

Sin embargo, Marchionne hizo de la necesidad, virtud y, tras una maratoniana reunión con la directiva de General Motors, logró convencerles de la enorme debilidad económica de Fiat y la alianza, firmada cuatro años antes, se rompió y los norteamericanos indemnizaron con 2.000 millones de euros a Fiat.

Un dinero, que en forma de maná, ayudó a sanear económicamente al grupo, recapitalizarlo, sacarlo de las garras de los Bancos y, acompañado de una serie de medidas paralelas, logró que Fiat no volviese a tener números rojos en su cuenta de reultados nunca más, salvo en un par de ejercicios.

Una muestra del milagro llevado a cabo por Marchionne durante su mandato está en el hecho de que, cuando él llega al cargo en 2004, Fiat presentaba unas pérdidas cercanas a los 1.500 millones de euros y que, gracias a su labor, se trasformaron en un espectacular beneficio de 4.000 millones apenas tres años más tarde.

La compra de Chrysler y su llegada a Ferrari

Sin embargo, el punto de inflexión en la remontada de Fiat se produjo en 2007 cuando, en el inicio de la crisis, se hizo con parte del capital de la debilitada Chrysler, tras unas durísmas negociaciones con el gobierno de Barack Obama y los sindicatos de la compañía norteamericana y se constituyó FCA (Fiat Chrysler Automobile).

En junio de 2009, se produjo la consagración definitiva de Marchionne en el mundo empresarial ya que, tras hacerse con la mayoría de las acciones de Chrysler, el directivo italiano fue nombrado CEO del gigante norteamericano en sustitución de Robert Nardelli, al tiempo que se consolidó como CEO del Grupo Fiat.

Sergio Marchionne continuó acumulando poder en el Grupo Fiat-Chrysler y en septiembre de 2014 fue nombrado presidente de Ferrari, tras la dimisión de Luca Cordero de Montezemolo, puesto que ocupó hasta que la pasada semana fue reemplazado por John Elkann, debido al súbito empeoramiento de su estado de salud.

Su muerte, unida a la presentación el mismo día de unos flojos resultados semestrales, han hundido a FCA en la Bolsa de Milán, con unas pérdidas cercanas al 10%. De hecho, Fiat ha presentado una caída del beneficio neto del 35% al presentar unos resultados de 754 millones de euros, muy lejos de los 1.155 millones obtenidos el mismo período del año 2017.