La piloto norteamericana Jessi Combs ha encontrado la muerte en el desierto de lvord (Oregón) tras estrellarse a bordo del «American Eagle«, un superbólido de 52.000 CV con el que intentaba convertirse en la mujer más rápida de la historia.

Combs, de 39 años, estaba obsesionada desde hace siete años con destronar a Kitty O’Neil, cuya plusmarca de 824 km/h se mantiene vigente nada menos que desde 1976. Hasta en tres ocasiones había intentado lograrlo, sin éxito.
En 2013 logró alcanzar 640,5 km/h y en 2018 se quedó muy cerca del récord de O’Neill, marcando 777,6 km/h pero su marca no fue homologada por unos problemas mecánicos.
Pues bien, en este último intento encontró la muerte cuando a causa de un fallo en las ruedas delanteras, causado seguramente al encontrarse con algún objeto, el coche que pilotaba rodaba a nada menos que 885 km/h. En ese momento, Combs perdió el control de su vehículo y se estrelló violentamente para acabar incendiándose.

Así lo ha dictaminado la investigación de las causas del accidente, que llevó a cabo la Oficina del Sheriff de Harvey County, sobre la que recayó la responsabilidad de elaborar las pesquisas sobre el desastre.
«Su sueño era convertirse en la mujer más rápida de la tierra, un sueño que perseguía desde 2012. Era una soñadora con el valor para convertir en realidad esos sueños, ya que dejó la tierra pilotando más rápido que ninguna otra mujer en la historia», afirmó la familia de Combs a través de un comunicado.